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¿Por qué existe el mal?

Dentro de la filosofía de la religión, el problema del mal es el problema de conciliar la existencia del mal y del sufrimiento en el mundo con la existencia de una deidad que sea omnisciente, omnipresente, omnipotente y omnibenevolente. De aquí que se elaboren argumentos que buscan demostrar que la coexistencia entre el mal y tal deidad sería imposible o improbable. Los intentos por afirmar lo contrario han sido encuadrados tradicionalmente bajo el nombre de teodicea. Hay además muchas discusiones sobre el mal y problemas relacionados en otros campos filosóficos, tales como la ética secular o la ética evolucionista, pero en el sentido ordinario se trata dentro del contexto teológico.
¿Es que Dios quiere prevenir el mal, pero no es capaz? Entonces no es omnipotente.
¿Es capaz, pero no desea hacerlo? Entonces es malévolo.
¿Es capaz y desea hacerlo? ¿De dónde surge entonces el mal?
¿Es que no es capaz ni desea hacerlo? ¿Entonces por qué llamarlo Dios?

(Paradoja de Epicuro)

Epicuro/https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Epicurus_Louvre.jpg
Se le atribuye a Epicuro ser el primer exponente del problema del mal. David Hume lo cita en su Diálogos sobre la religión natural (1779) mediante una serie de preguntas.

Algunos cristianos creen que la condenación del mal por Dios fue ejecutada y expresada en la creación del mundo; un juicio que es inexorable debido a la omnipotencia de Dios, voluntad increada; un constante y eterno juicio que será anunciado y comunicado a las personas en el Juicio Final. En esta explicación (predestinación), Dios se le estima benévolo debido a que su ajusticiamiento del mal es un buen juicio. Otras explicaciones incluyen considerar al mal como el resultado de un abuso del libre albedrío de las criaturas de Dios, la postura de que se requiere sufrimiento para el crecimiento espiritual, y escepticismo respecto a la habilidad de los humanos para entender las razones de Dios para permitir la existencia del mal. La idea de que el mal provenga de un mal uso de la libre voluntad podría también ser incompatible con una deidad que conoce todos los eventos futuros, ya que eliminaría nuestra capacidad de "hacer otra cosa" en cualquier situación y por tanto el libre albedrío.

Problema lógico del mal

Se han formulado numerosas versiones del problema del mal, las que incluyen formulaciones filosóficas, teológicas y bíblicas. El filósofo griego Epicuro hace la formulación original del problema del mal, y este argumento puede esquematizarse como sigue:

1. Si una deidad omnipotente, omnisciente y omnibenevolente existe, entonces el mal no existe.
2. Hay maldad en el mundo.
3. Por lo tanto una deidad omnipotente, omnisciente y omnibenevolente no existe.

Este argumento del tipo modus tollens es lógicamente válido y en consecuencia si las premisas son ciertas, la conclusión necesariamente también debe serlo. Sin embargo, no es claro exactamente cómo la existencia de una deidad todopoderosa y perfectamente buena garantiza la inexistencia de la maldad. Esto es, no es claro si la primera premisa es cierta. Para mostrar que es plausible, las versiones posteriores tienden a desarrollarla, tal como el siguiente ejemplo moderno:

1. Dios existe.
2. Dios es omnipotente, omnisciente y omnibenevolente.
3. Un ser omnibenevolente querría evitar todo los males.
4. Un ser omnipotente tiene el poder de prevenir que el mal se origine.
5. Un ser omnisciente conoce todas las formas en que el mal puede originarse.
6. Un ser que conoce cada forma en que el mal pueda originarse, es capaz de prevenir su existencia, y quiere hacerlo, prevendría la existencia del mal.
7. Si existe un ser omnipotente, omnisciente y omnibenevolente, entonces la maldad no existe.
8. El mal existe (contradicción lógica).

Se considera a ambos argumentos como dos formas del problema lógico del mal, que intenta mostrar que las proposiciónes supuestas conducen a una contradicción lógica y por lo tanto no pueden ser todas correctas. El debate filosófico se ha centrado principalmente en la proposición de que Dios no puede existir con, o querría prevenir, el mal. Respecto a esto, algunos apologistas teístas sostienen no solo que la existencia de tal deidad es compatible con el mal, sino que lo permite con el fin de lograr un bien superior.

Se ha propuesto el libre albedrio como tal bien superior, argumentado por Alvin Plantinga en su popular defensa. Su primera parte considera el mal moral como el resultado de las acciones humanas por medio de la libre voluntad. La segunda parte argumenta la posibilidad lógica de "un poderoso espíritu no humano", como el Diablo, quien es responsable por el mal natural, incluyendo terremotos, maremotos y enfermedades virulentas. Algunos filósofos aceptan que Plantinga resolvió exitosamente el problema lógico del mal, ya que aparentemente mostró que Dios y el mal son lógicamente compatibles, aunque otros disienten completamente.

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Ejemplo famoso de William L. Rowe sobre el mal natural: "En algún bosque lejano un rayo impacta un árbol muerto causando un incendio forestal. En el fuego hay un cervato atrapado, horriblemente quemado, que yace en terrible agonía por varios días antes de que la muerte le libere de su sufrimiento"

Problema del infierno

El Problema del Infierno es un argumento contra la existencia de Dios (la deidad cristiana) basado en un dilema ético que básicamente, dice que el infierno es un castigo extremo e injusto, y que es imposible que un dios bondadoso y misericordioso lo permita. Los defensores de esta teoría dicen que tampoco hay necesidad de que los tormentos sean tan crueles y desproporcionados. [cita requerida]

El "Problema del Infierno" como problema ético, está dirigido a todas las religiones que creen en un infierno, y donde este, es excesivamente cruel y sádico (tortura, dolor, fuego eterno, pena eterna) y son, por tanto, incompatibles con los conceptos como la justicia, la misericordia, y la bondad absoluta de Dios (nadie lo suficientemente cruel como para ejercer tales castigos puede tener las cualidades atribuidas a Dios). El problema del infierno gira en torno a cuatro puntos fundamentales: Dios existe, envía a las personas para allá, busca castigarlos por su desobediencia (todo pecado es desobediencia), no hay cómo escapar.

Los defensores de esta tesis suponen que cualquier dios capaz de condenar a sus hijos a la tortura no posee las cualidades de un padre, y que además, denota actitudes inhumanas como sadismo, crueldad, ferocidad, saña, perversión, revanchismo, falta de compasión, etc. Por lo tanto, "no se puede ser un padre amoroso y un sádico sediento de sangre al mismo tiempo".

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Problema evidencial del mal

La versión evidencial del problema del mal (también llamado como la versión probable o inductiva), busca mostrar que la existencia del mal, aunque lógicamente consistente con la existencia de tal deidad, va en contra y disminuye las probabilidades de que el teísmo sea cierto. Como ejemplo, un crítico de la idea de Platinga de "un poderoso espíritu no humano" que causa males naturales puede conceder que la existencia de tal ser no es lógicamente imposible pero argumentaría que debido a la falta de evidencias científicas para tal existencia, esto es muy improbable y por tanto no es un explicación convincente de la presencia de los males naturales.

Respuestas, defensas y teodiceas

Las respuestas al problema del mal en ocasiones han sido clasificadas en defensas o teodiceas. Sin embargo, los autores difieren de sus definiciones precisas. Generalmente, una defensa se refiere al intento de resolver el problema lógico del mal al mostrar que no hay una incompatibilidad lógica entre las existencias del mal y de tal dios. Esta tarea no requiere la proveer una explicación plausible del mal y es exitosa si logra compatibilizarlos. Ni siquiera necesita ser verdadera, debido a que una explicación falsa, aunque coherente, sería suficiente para conciliarlas. Por el otro lado, una teodicea, es más ambiciosa, debido a que intenta dar una justificación plausible (una razón moral o filosóficamente suficiente) para la existencia del mal y por tanto rebatir el argumento evidencial del mal.

Lord Risbabhdev moving over golden lotus after attaining Omniscience
Señor Rishabhdev moviéndose sobre loto dorado después de alcanzar la omnisciencia.

Negación de la omnisciencia, omnipotencia u omnibenevolencia

Si un dios carece de cualquiera de estas cualidades, entonces la existencia del mal puede ser explicada y por lo tanto el problema del mal puede ser enfrentado por medio de una formulación o doctrina alternativa de teología.

En el politeísmo las deidades individuales normalmente no son omnipotentes u omnibenevolentes ya que sus poderes están distribuidos entre diversos dioses. Sin embargo, si una de las deidades tiene estos atributos, el problema del mal resurge. Sistemas de creencias con varias deidades omnipotentes conducirán a contradicciones lógicas y conflictos.

El diteísmo explica que el problema del mal a partir de la existencia de dos fuertes, pero no omnipotentes, deidades que se oponen mutuamente. Ejemplos de este sistema de creencias incuye al zoroastrismo, maniqueísmo y tal vez el gnosticismo. Satanás en el islám y cristianismo no son considerados en igualdad de condiciones respecto a Dios, que es omnipotente. Por tanto Satanás solo podría existir si así lo permitiese Dios. Tal demonio, así limitado en poder, no puede por tanto explicar por sí solo el problema del mal sin que el teísmo recurra a alguna versión alternativa de su teología.

La teología del cambio y el teísmo abierto son otras doctrinas que limitan la omnipotencia y omnisciencia de Dios como lo concibe la teología cristiana tradicional. El diteísmo es la creencia de que Dios no es totalmente bueno. El panteísmo y el panenteísmo, un tipo de diteísmo, ofrecen versiones alternativas al describir la disposición del mal.

Respuesta del "bien superior"

Las paradojas de la omnipotencia, donde el mal persiste aun con la presencia de un dios todopoderoso, plantean interrogantes respecto a la naturaleza de la omnipotencia divina. Algunas soluciones proponen que la omnipotencia no implica la habilidad de realizar lo lógicamente imposible. Las respuestas del "bien superior" responde al problema al usar esta perspectiva para argumentar que la existencia de bienes de mayor valía que un dios no puede lograr sin permitir el mal, y por tanto existen males que él no puede prevenir a pesar de ser omnipotente. Una de las versiones más populares es la apología del libre albedrío.

Formador del espíritu o teodicea de Ireneo

La teodicea del mal como formador del espíritu se caracteriza por afirmar que el mal y el sufrimiento son necesarios para el crecimiento espiritual. La teología consistente con este tipo de teodicea fue desarrollada por el teólogo cirstiano del siglo II Ireneo de Lyon, y su más reciente defensor ha sido el filósofo de la religión John Hick. Una deficiencia notada es que muchos males no parecen promover ese crecimiento, aun pueden ser extremadamente destructivos para el espíritu humano. Hick reconoce que este proceso a menudo falla en el mundo. Un segundo problema se refiere a la distribución de los males sufridos: si fuese cierto que un dios permite el mal para facilitar el crecimiento personal, entonces se esperaría que el mal recayese principalmente en aquellos con pobre salud espiritual. Este no parece ser el caso, ya que los inmorales disfrutan de una vida de lujo que los protegen del mal, mientras que muchos de los honestos son pobres y están familiarizados con los males del mundo. Un tercer defecto es que las cualidades desarrollados mediante la experiencia del mal son útiles precisamente porque son eficaces en enfrentar al mal. Pero si no existiese tal mal, entonces no habría valor en poseer tales atributos, y por consiguiente tampoco habría necesidad de que un dios permitiese el mal en primer lugar.

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Libre albedrío

La respuesta de la libre voluntad afirma que la existencia de seres libres es algo de gran valor, debido a que la libertad conlleva la capacidad de realizar elecciones moralmente significativas (que incluiría la expresión de amor y afecto ). No obstante, también implicaría el potencial abuso ético cuando los individuos fallan en actuar moralmente. Pero las consecuencias negativas de tales abusos son ampliamente superados por el gran valor del libre albedrío y del bien asociado, por lo que es preferible un mundo que ofrezca una existencia libre, y con ello el potencial mal, a un mundo sin maldad ni libertad completa. Un mundo con seres libres benévolos seguiría siendo mejor. Sin embargo, esto requeriría la obediencia de las personas a un dios, ya que sería lógicamente inconsistente para un dios prevenir los abusos de libertad sin restringir esa libertad.

Teísmo escéptico

Los teístas escépticos argumentan que debido al conocimiento limitado de la humanidad, no podemos pretender entender a un dios o su máximo plan. Cuando un padre lleva su hijo al médico a una vacunación regular para prevenir enfermedades, se debe a que lo ama y se preocupa por él. El niño sin embargo no podrá apreciar esto. Se ha defendido que al igual que un infante posiblemente no puede entender los motivos del actuar de su padre debido a sus limitaciones cognitivas, así también la humanidad es incapaz de comprender la voluntad de un dios en su estado actual. Dada esta postura, es esperable la dificultad o imposibilidad de encontrar una explicación plausible para el mal en un mundo creado por un ser superior, y en consecuencia el argumento del mal fracasa a menos que pueda probarse que las razones divinas puedan ser comprensibles por nosotros.

Mal como ausencia de bien

El teólogo del siglo V Agustín de Hipona mantuvo que el mal solo existía como privación o ausencia de bien. La ignorancia es un mal, pero solo es la ausencia de conocimiento, que es bueno; así mismo la enfermedad es la ausencia de salud y la crueldad lo es de compasión. Dado que el mal no tiene realidad positiva per se, no puede causarse su existencia, por lo que Dios no es el responsable de ella. En su forma más fuerte, este principio identifica al mal como ausencia de Dios, que sería la única fuente de todo lo que es bueno.

Una opinión similar utiliza el concepto taoísta del yin-yang, que permite que tanto el bien y el mal tengan una realidad positiva, pero sostiene que son opuestos complementarios tal que la existencia de cada uno es dependiente de la existencia del otro. La compasión, como virtud, solo puede existir si hay sufrimiento del que compadecerse; la valentía solo existe si enfrentamos el peligro; el altruismo solo es preciso cuando hay los otros son necesitados. A veces es llamado el "argumento por el contraste".

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Tatuaje en pantorrilla estilo yin yang ( el bien versus el mal), característico de culturas orientales.

Mal como ilusión

Es posible argumentar que los males como el sufrimiento o la enfermedad son meras ilusiones y que son consideradas erróneamente expresiones del mal. Esta perspectiva es aceptada por algunas filosofías religiosas orientales, como el hinduismo y budismo, y la Ciencia cristiana. Es casi plausible cuando nuestro conocimiento de los males son geográfica o temporalmente distantes, por lo que pueden no ser reales después de todo. Sin embargo, cuando consideramos nuestras propias sensaciones de dolor y angustia, no parece haber desacuerdos en comprender que se está afligido por tales malestares y sufrimientos bajo la influencia externa. Dadas esas experiencias, no parece razonable descartar todos los males considerándolos ilusorios.

"Mal" como ley ética

Una forma distinta de enfrentar el problema del mal es dar vuelta el tablero al sugerir que cualquier argumento del mal es contradictorio, ya que su conclusión necesitaría de la falsedad de alguna de sus premisas. Una respuesta de este tipo es señalar que la afirmación "el mal existe" implica una norma ética con la que el valor moral es determinado y luego argumentar que este marco moral implica la existencia de un Dios. La crítica estándar a esta postura es que el argumento del mal no representa necesariamente las opiniones del exponente, sino que muestra que las premisas que un teísta está inclinado a creer llevarían a la conclusión que tal dios no puede existir, es decir, un reductio ad absurdum de la cosmovisión teísta. Otra opción es reformular el argumento del mal para que esta respuesta no sea válida: por ejemplo, reemplazar el término "mal" con "sufrimiento", o lo que es más incómodo, cuestiones que los teístas ortodoxos aceptarán que se les llama "males" correctamente, como asesinatos, violaciones, guerras, pandemias, entre otros.

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¿Por que le pasan cosas malas a la gente buena?

Gnosticismo

El gnosticismo se refiere a la varias creencias que ven a la maldad debido a la creación del mundo por un dios imperfecto, el demiurgo y que es contrastado por una entidad superior. Sin embargo, esto por si mismo no resuelve el problema del mal si la entidad superior es omnipotente y omnibenevolente. Creencias gnósticas distintas pueden dar variadas respuestas, como el maniqueismo, el cual adopta el dualismo, en oposición a la doctrina de la omnipotencia.

Teodicea de Ireneo

La teodicea de Ireneo, planteada por Ireneo de Lyon (n. Esmirna Asia Menor, c. 130 - m. Lyon, c. 202) y reformulado por John Hick, sostiene que no se puede alcanzar virtud moral o amor por Dios si no existe maldad y sufrimiento en el mundo. El mal es una formadora del alma y conduce a la verdadera moral y cercanía a Dios. Dios guardó una distancia epistémica tal que no fuese cognoscible directamente, por lo que se pueda luchar para conocerlo y de esta forma convertirse en realmente buenos.

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Creación de Adán y el pecado original.

Pelagianismo

Las consecuencias del pecado original fueron cuestionadas por Pelagio y San Agustín de Hipona. Pelagio defiende la inocencia original, mientras que Agustín acusa a Adán y Eva por el pecado original. El pelagianismo es la creencia de que el pecado original no corrompió a toda la humanidad y que el libre albedrío mortal es capaz de elegir el bien o mal sin ayuda divina. La posición de Agustín, y posteriormente la de esa rama del cristianismo, es que Adán y Eva tuvieron el poder de derrumbar el orden perfecto de Dios, por lo que cambiaron la naturaleza al traer el pecado al mundo, pero la aparición del pecado limitó a partir de entonces el poder de la humanidad de evitar las consecuencias sin ayuda divina. La teología de la Iglesia ortodoxa sostiene que la humanidad heredó la naturaleza del pecado pero no la culpa de Adán y Eva por su pecado que resultó en el destierro.

Teodicea agustiniana

Agustín de Hipona (354 AD – 430) en su teodicea se centra en la historia del Génesis en que en esencia afirma que Dios creó el mundo y "miró todo lo que había hecho, y vio que era muy bueno". El mal es meramente una consecuencia de la desobediencia y destierro humano debido al pecado original. San Agustín afirma que la maldad natural (sufrimiento causado por desastres naturales) es causada por los ángeles caídos, mientras que la maldad moral (causada por la conducta humana) es el resultado del distanciamiento del hombre con Dios y su elección de desviarse por su camino elegido. Agustín sostuvo que Dios no podía haber creado el mal en el mundo, ya que fue creado bueno, y que todas las nociones de maldad son simples desviaciones o privaciones de Dios, por lo que la maldad no podía ser separado en una única sustancia. Por ejemplo, la ceguera no es una entidad independiente, sino que es meramente la carencia de la visión. De esta forma la teodicea agustiniana argumentaría que el problema del mal y sufrimiento es inválido, ya que Dios no creó el mal; fue el hombre quien se desvió de la perfección.

Esto, sin embargo, posee un número de interrogantes de tipo genético: si el mal es meramente una consecuencia de nuestra elección de desviarnos de la bondad deseada de Dios, entonces las enfermedades congénitas y la predisposición genética hacia el "mal" seguramente deben estar en el plan y deseo de Dios, por lo que no puede culparse al hombre. Respecto al lugar relativo de la teodicea agustiniana, John Hick en su libro Encountering Evil (Topándose con el mal), ha dicho que "es una extensa discusión lo que constituye mi respuesta a la pregunta si una teodicea ireneana con su escatología pueda ser más plausible que la agustiniana con su caída humana o angelical. (Si lo es, entonces la última es doblemente implausible; ¡ya que también involucra una escatología!)".

Para Vladimir y María Mercedes Gessen , en su libro ¿Quién es Dios? señalan que el bien y el mal están presentes en un mismo ser. Independientemente de que tipo de ser. "Si los humanos tenemos analogía con Dios y sí además formamos parte de Él, el Creador también tendría el bien y el mal en su seno, dentro de su conciencia.
Uno de los principios fundamentales del pensamiento del Dios Universal es que en todo el Universo coexisten los polos negativo y positivo. La oscuridad y la luz conviven en el Universo y en cada ser. Es a nivel de conciencia personal que se puede seleccionar a cuál de los dos polos seguiremos, para dictaminar nuestra conducta".



Le invitamos cordialmente a leer nuestro libro: ¿Quién es Dios?
¡Gracias! por visitarnos, Vladimir y María Mercedes Gessen @DivanGessen @UnDiosUniversal

Fuentes:
https://es.wikipedia.org/wiki/Problema_del_mal
https://es.wikipedia.org/wiki/Problema_del_infierno
https://www.youtube.com/

Fotos:
https://commons.wikimedia.org/wiki/Main_Page
https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Evil_shadows_(2447435856).jpg



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